Durante mucho tiempo se ha considerado a la industria del juego como un sector hermético y celoso de los menesteres que suceden dentro de sus establecimientos. Y es que la privacidad y la intimidad siempre ha sido el principal reclamo de una industria que se ha esforzado al máximo para proporcionar espacios de ocio alejados del ojo curioso.
Los casinos, las salas de juego, casas de apuestas y los bingos siempre se han armado de un estudiado entramado de medidas disuasorias para crear esa atmósfera de exclusividad tan buscada por el jugador. Salvo los grandes casinos, las salas de juego, casas de apuestas y bingos suelen ser locales discretos por fuera, sin ventanas o cualquier cristalería que pueda permitir observar lo que ocurre dentro, sin embargo, por dentro, en cualquiera de los casos, suelen ser lugares decorados de forma lujosa y acogedora. Todo está regulado, hasta los servicios que pueden ofrecer.
Nada más entrar te encuentras el necesario obstáculo de tener la obligación de identificarte y demostrar que eres mayor de edad. El código de vestimenta de algunos establecimientos también ahuyenta a extraños y curiosos espontáneos, mientras que las normas de privacidad prohíben la toma de fotos en el interior del local.
Está claro que las décadas de experiencia del sector en el juego presencial ha propiciado que hayan dado con la formula perfecta para crear el ambiente idóneo para el ejercicio de esta actividad lúdica. No obstante, la evolución del mercado apunta hacia un acelerado crecimiento del juego en línea frente al juego presencial; lo que plantea una serie de paradigmas que obligan a idear una nueva fórmula adaptada a los nuevos tiempos.
Y es que el panorama ha cambiado radicalmente en la última década. Imaginaros 2012, el año en el que, contra todo pronóstico, la Selección Mexicana de fútbol ganó la Medalla de Oro Olímpica frente a la todopoderosa Selección Brasileña. En aquella época el juego en línea apenas empezaba a estar regulado en algunos países como España, por lo que si algún fiel seguidor del equipo depositó todas sus esperanzas en una victoria poco probable, seguramente lo hubiese hecho en una casa de apuestas o en la porra de su bar habitual, puede incluso que en su oficina.
La situación ahora sería bien distinta. Los sitios web de apuestas deportivas se han impuesto en la sociedad. Sobre todo, en los grupos demográficos más jóvenes, nativos digitales que prefieren gestionar la mayor parte posible de los aspectos de su vida desde la comodidad que les proporciona una pantalla.
En este contexto, los operadores de juego en línea emergentes han tenido que moldear una nueva fórmula que atraiga a sus jugadores y les haga sentir seguros. Ahí es donde entra el software libre. Y es que las plataformas de código abierto se han convertido en la panacea para ofrecer sistemas más seguros y menos vulnerables a las violaciones de privacidad.
Al fin y al cabo, igual que no se le pueden poner puertas al campo, a internet mucho menos. Las viejas estrategias de cristalerías opacas y otras medidas disuasorias no sirven en la red. Por ello, la industria del juego ha encontrado en las tecnologías Open Source el aliado perfecto. Cómo sabemos, ninguna plataforma está exenta de vulnerabilidades, ni tampoco es inmune a los ataques. Pero el hecho de que cualquier persona pueda acceder al código y detectar posibles fisuras resulta el aliciente perfecto frente a otros programas privativos.
El acercamiento de esta industria al código abierto son buenas noticias para todos. Especialmente si tenemos en cuenta que los sitios de juego en línea manejan una gran cantidad de datos personales. No sólo tarjetas de crédito, sino documentos de identidad e incluso listas de ludópatas.
El cargo El software libre conquista la industria el juego apareció primero en Noticias de seguridad informática, ciberseguridad y hacking.
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