Este viernes no es un viernes cualquiera, al menos en los Estados Unidos (y muchas partes del mundo)… ¡Estamos en pleno ‘Black Friday’! Se trata de una tradición de origen americano que consiste en una bajada de precios en los principales comercios. Eso, por supuesto, durante el último viernes del mes de noviembre, coincidiendo con la inauguración de las compras de Navidad. Ahora bien, ¿conoces cuál es el origen de esta celebración?
El primer uso del término ‘Black Friday’ (o ‘Viernes Negro’) se dio no para referirse a las compras de Navidad, sino en cambio en relación a una crisis económica: el viernes 24 de septiembre de 1869, dos implacables financieros de Wall Street (Jay Gould y Jim Fisk) fracasaron en su intenso empeño por conseguir grandes beneficios en bolsa e iniciaron una vorágine negativa que hizo que el mercado entrara en bancarrota.
Otra de las historias que acompañan al término ‘Black Friday’ tiene que ver con el papel de los pequeños comercios en el mercado. La tradición cuenta que, tras un año entero de pérdidas (es decir, números rojos), por fin, tras el día de Acción de Gracias, llegaba la época navideña, día a partir del cual comenzaban los beneficios, y con ellos, en lugar de números rojos, se producían ‘números negros’.
Esta historia tiene mucho más sentido contrastada con la versión actual del ‘Viernes Negro’.
¿Hay más potenciales orígenes? Sí… Y es que hay quienes afirman que esta tradición se remonta al 19 de noviembre de 1975, día en el que el New York Times acuñó por primera vez el adjetivo de ‘negro’ para referirse al desbarajuste del tránsito y el caos que se había dado en la ciudad de Nueva York en aquel año, debido a los descuentos del día posterior a Acción de Gracias.
Y el ‘verdadero’ origen es…
Expertos en la materia aseguran que el único y verdadero origen del ‘Black Friday’, tal y como lo conocemos hoy, se dio en la década de 1950 en la ciudad de Filadelfia. Allí, hordas de compradores de los suburbios llegaron al downtown durante los días posteriores al Día de Acción de Gracias a aprovechar las grandes ofertas y decoraciones que ofrecía la urbe antes de un partido de fútbol entre el Ejército y la Marina, que tuvo lugar el sábado.
Fue tal el tumulto que se requirió que los policías de tránsito trabajaran turnos de 12 horas. Nadie podía salir, y la gente inundó las aceras, estacionamientos y calles. Las autoridades tuvieron que lidiar con todo eso y se acuñó el término de ‘Viernes Negro‘.
Con el tiempo, los comerciantes de la ciudad también comenzaron a usar esta combinación de palabras para describir las largas filas y el caos de compras en sus tiendas.
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